La campaña 2014/15.La soja cerró con otra marca histórica de producción. SUPLEMENTO RURAL - CLARÍN
El manejo fue clave para elevar el rendimiento en ambientes de baja aptitud agrícola.
Ajustados. Así sienten los productores que están los números para esta campaña. Como cuando se espera para meterse debajo de una ducha fría, empujados por la inercia seguir en el negocio, saben que tienen que apretar los dientes y atravesar el chorro frío.
En este contexto, el consultor privado de D&P Agro, Paolo De Luca, consideró que hay que optar por tecnologías de costo cero, elegir bien las variedades, fecha de siembra y densidades de soja, porque “todo cuenta a la hora de subir los pisos de rinde”.
De Luca explicó que “el ambiente explica entre el 40% al 60% del rendimiento, por lo que una de las herramientas de costo cero es hacer una elección varietal y de manejo estructural del cultivo adecuada”.
Con un rendimiento promedio de 31,8 qq/ha (cifra que superó el récord de 2006/07 de 29,8 qq/ha) y una producción total de 60,8 millones de toneladas, la campaña 2014/15 fue una marca histórica para la soja. El técnico analizó que esto puede explicarse por el incremento de los techos de rinde, aunque también son importantes los pisos. Los rendimientos han ido aumentando más en los ambientes de baja productividad.
Al comparar la campaña 2013/14 respecto de la 2014/15, mostró que en esta última los techos crecieron en ambientes de alta productividad un 11% y en ambientes medios a bajos un 41%, en promedio. En tanto, el aumento de los pisos de rendimiento fue de un 18% en buenos ambientes y un 68% en los medios a bajos.
“Pensar en incrementar los techos es seductor, pero también es importante no olvidarse de los pisos porque subiéndolos se puede lograr mucho”, opinó.
La campaña pasada el uso de semilla fiscalizada en Argentina fue menor al 20%, esto es, una de cada cinco hectáreas sembradas no tuvieron renovación varietal, señala el consultor. De arranque, calculando solamente la ganancia por evolución genética, el productor que implanta variedades de “modelos viejos” va quedando atrás.
“Teniendo en cuenta que la ganancia genética es de 1,5% anual, un productor que siembre una variedad de hace cinco años estará dejando de ganar un 7,5% de rendimiento”, aclaró De Luca.
La escalada por la obtención de más kilos por hectárea conlleva una consecuencia inexorable: la merma en contenido proteico. En la jornada de actualización organizada por la Consultora Lares en Pergamino,
De Luca mostró ensayos varietales en los que también puso en foco en el derrumbe de calidad de la soja argentina, un tema que también ocupó a la cadena de la oleaginosa (Acsoja) reunida hace unas semanas en Rosario.
“La calidad no se paga, pero si el nivel proteico es bajo los compradores sí la castigan, por eso hay que tenerlo en cuenta”, advirtió De Luca.
En la red de ensayos están evaluando un producto experimental en base a azúcares que permitiría un incremento proteico. También se puede optar por una fertilización tardía en base a fósforo y azufre, que son nutrientes que favorecen la asimilación del nitrógeno.
Finalmente, De Luca comparó variedades que no incorporaron tecnología y aquellas si lo hicieron como los materiales que disponen del gen STS e Intacta (BtRR2).
“En los casos en los que se combinan tecnología y genética la ganancia de rendimiento fue entre 4 a 8 por ciento para un mismo grupo de madurez”, concluyó el consultor.