07/05/2020

¿Cuál es el rol de la tecnología en trigo? La aplicación de urea aumentó un 78 % en 5 años

Para la nueva campaña se estima que el consumo de fertilizantes podría aumentar entre un 4 y un 6 %. AGROFY NEWS
 

La adopción de tecnología en trigo y cebada viene aumentando a buen ritmo desde la campaña 2014/15, cuando se eliminaron las retenciones y las restricciones a la exportación.

Los datos se desprenden del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada durante campaña 2019/20 que elabora la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

En el lanzamiento de la campaña fina 2020/21, Sofia Gayo, analista del Departamento de Investigación y Prospectiva Tecnológica de la Bolsa de Cereales, destacó: "Los cereales de invierno aportan el 50% de la rotación con gramíneas en Argentina y contribuyen con mejoras en prácticas de manejo como la fertilización o el uso de siembra directa".

Para la próxima campaña fina el volumen de fertilizantes logaría otro aumento consecutivo y podría crecer entre un 4 y un 6%. A su vez, el volumen de fungicidas se mantendría estable, evidencia del buen manejo sanitario que está proyectado para el próximo ciclo de invierno.

 

Juan Brihet, coordinador del Departamento, destacó también la importancia de los cereales de invierno como drivers de cambio hacia sistemas productivos más complejos y sobre el rol fundamental de las tecnologías en los cultivos de trigo y cebada para promover una producción creciente de manera sostenible. 

En los últimos 4 años se logró una mejora de +0,5 puntos en proteína en el trigo gracias a una combinación de grupos de calidad en la siembra, fertilización y cuidado sanitario.



Punto de partida: campaña 2019/20 

Fertilización

Las dosis de fertilización en trigo registraron un nuevo aumento en la campaña 2019/20 a nivel país. En el ciclo 2019/20 se utilizaron 1,6 millones de toneladas de fertilizantes y para la nueva campaña 2020/21 se espera un consumo total cercano a 1,7 millones de toneldas (entre un 4 y 6 %).

La urea es la fuente nitrogenada más utilizada en trigo. En la campaña 2019/20 la dosis promedio aplicada a nivel país fue de 150 Kg./Ha. Esta significó un incremento del 11% en relación a la campaña 2018/19. En tanto, desde la campaña 2014/15, el aumento en la dosis fue del 78 %, ya que por ese entonces se aplicaban 84 kg/ha.


Con más detalle, el mapa muestra las dosis de urea para el último ciclo en cada región productiva.

Por otro lado, el fosfato diamónico es una de las principales fuentes para aplicar fósforo en trigo. A nivel país la dosis promedio utilizada fue de 85 Kg./Ha. Esto representó un aumento del 17% comparado a la campaña 2018/19.

Siembra

En cuanto a la siembra, se distinguen los materiales de trigo utilizados según la calidad de sus granos en grupo de calidad 1 (GC1), grupo de calidad 2 (GC2) y grupo de calidad 3 (GC3). Se releva el uso según el porcentaje de adopción en relación al área total sembrada.

A nivel nacional se observa que el GC2 es el de mayor adopción, siendo a su vez el predominante en la zona triguera: Centro, Sudoeste y Sudeste de Buenos Aires. Los mapas debajo refieren al uso de cada grupo en estas regiones.

La adopción de siembra directa en trigo alcanzó un máximo histórico en Argentina, con el 90% del área sembrada bajo este sistema y un aumento de 3 puntos porcentuales con respecto a la campaña pasada. Si bien este indicador muestra algunas variaciones entre años, es interesante destacar la alta adopción de la práctica a nivel nacional.

La densidad de siembra promedio para trigo a nivel nacional fue de 108 Kg. semilla/Ha.

La variabilidad en la densidad de siembra responde a los objetivos regionales. Las variables de mayor incidencia son la elección de la fecha de siembra, de los ciclos utilizados y el destino del cultivo sea producción o cobertura. 

Cuidado sanitario

En cuanto al cuidado sanitario, en la campaña 2019/20 se reforzó el uso de fungicidas de formulación compuesta, como estrobirulinas más triazoles, por encima de los formulados simples, como carbendazim o tebuconazole.

Debajo se presenta una comparación que toma de base de comparación la campaña 2014/15 y el uso que se registraba hace 5 años atrás.

Por otro lado, existe un cambio de preferencia por distintos tipos de fungicidas a lo largo de las últimas campañas.

En una primera etapa los fungicidas de formulación compuesta fueron desplazando a los de formulación simple. Hace cinco años atrás, estos representaban respectivamente el 68% y el 32% del volumen total aplicado en trigo.

 

En la campaña 2019/20 el uso de productos de formulación compuesta ascendió al 95%, dentro de los cuales se destaca el uso de formulaciones con carboxamidas.

El uso de esas formulaciones denotan un mayor nivel de inversión en cuidado sanitario y tecnología, se trata de las moléculas más nuevas en materia de fungicidas, presentan mayor residualidad y eficacia que otros principios activos.